martes, 14 de noviembre de 2017

Recetas de ayer, recetas olvidadas...

Uno lee, y sin ser economista ni profesional alguno, piensa que así debería ser, y sabe que así fue como otros países llegaron a ser potencias. Así escribía el Gral. Belgrano en el periódico "Correo de Comercio" allá por 1810, en sendos artículos, que pueden verse en las páginas del libro "La vida por la patria", gracias a la generosidad de Felipe Pigna. Dice con referencia a la industria:

"Ni la agricultura ni el comercio serían casi en ningún caso suficientes a establecer la felicidad de un pueblo si no entrase a su socorro la oficiosa industria. No hay desarrollo si este ramo vivificador no entra a dar valor a las rudas producciones de la una, y materia y pábulo a la permanente rotación del otro, cosas ambas que cuando se hallan regularmente combinadas, no dejarán jamás de acarrear la abundancia y la riqueza al pueblo que las desempeñe felizmente."

Y escribe también sobre la necesidad de crear un sólido mercado interno:


"El amor a la patria y nuestras obligaciones exigen de nosotros que dirijamos nuestros cuidados y erogaciones a los objetos importantes de la agricultura e industria por medio del comercio interno para enriquecerse, enriqueciendo a la patria porque mal puede ésta salir del estado de miseria si no se da valor a los objetos de cambio y por consiguiente, lejos de hablar de utilidades, no sólo ven sus capitales perdidos, sino aún el jornal que les corresponde. Sólo el comercio interno es capaz de proporcionar ese valor a los predichos objetos, aumentando los capitales y con ellos el fondo de la Nación, porque buscando y facilitando los medios de darles consumo, los mantiene en un precio ventajoso, así para el creador como para el consumidor, de que resulta el aumento de los trabajos útiles, en seguida la abundancia, la comodidad y la población como una consecuencia forzosa."

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