Pensadores tan antiguos como los de la Revolución Francesa no han perdido nada de vigencia, aunque lamentablemente no sean tan conocidos ni recordados por nuestros actuales políticos.
Nos cuenta Felipe Pigna en su libro "La vida por la patria" que a Mariano Moreno le apasionaba la lectura de Constantin-Francois Chassboeuf de La Giraudais, conocido como Volnay (ya que fue Conde de ese lugar). Y éste expresaba estos pensamientos en la obra citada en el título, siempre bajo la pluma de Felipe Pigna:
Nos cuenta Felipe Pigna en su libro "La vida por la patria" que a Mariano Moreno le apasionaba la lectura de Constantin-Francois Chassboeuf de La Giraudais, conocido como Volnay (ya que fue Conde de ese lugar). Y éste expresaba estos pensamientos en la obra citada en el título, siempre bajo la pluma de Felipe Pigna:
"Los hombres, decía Volnay, se unieron en sociedades a través de convenciones, escritas y tácitas. Hablaba de una época de oro en que las leyes eran justas y reconocían las virtudes de la gente, que no tenían necesidad de venderse y, por lo tanto, los déspotas no encontraban mercenarios. El exceso de producción y la extensión del comercio permitieron alcanzar una prosperidad general, hasta que los fuertes se impusieron a los débiles y surgió el despotismo paternal que llevó al despotismo político y se fue rompiendo el pacto social. Entonces los fondos públicos se usaron para comprar elecciones, los jefes se convirtieron en líderes de organizaciones criminales para repartirse riquezas y honores y fundar la aristocracia. (...) Volnay llamaba a la reflexión a sus contemporáneos y les espetaba a legisladores: "Acordaos que sois nuestros semejantes; que el poder que os conferimos nos pertenece; que nosotros os lo damos en depósito, no en propiedad ni en herencia; que las leyes que haréis, vosotros seréis los primeros en someteros a ellas; que mañana descenderéis entre nosotros y que no habréis adquirido más derecho que el de la estima y el reconocimiento"."
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