Ojalá todos leyeran a Scalabrini Ortiz en "Política británica en el Río de la Plata" porque desmenuza prolijamente más de 100 años de sometimiento muy hábilmente tramado a través de los cuales siempre estuvimos pobres, mientras Inglaterra se volvía rica a nuestra costa. Aumentaba el patrimonio inglés en Argentina, y el patrimonio argentino disminuía; la tierra publica se enajenaba a precios viles. La pampa argentina se despoblaba, las industrias eran desalentadas, los frigoríficos y las exportaciones, monopolizados, porque así convenía a Inglaterra.
No existen las casualidades como creíamos cuando éramos niños. Existen las causalidades. Pero no aprendimos. No nos dejaron aprender.
"El número goza de una elocuencia particular, tiene un modo de convencer sobrio, profundo y perdurable. (...)
A nadie le son indiferentes los números, cuando los números se refieren a su propia vida. Los números de su propia vida apasionan a todos. El número de pesos mensuales que recibirá en su empleo y los pesos que podrá invertir en comer, vestir o divertirse, son cifras habituales de la conversación cotidiana. Pero para ocuparse de los grandes números, en que la existencia colectiva se concreta, se requiere una sensibilidad especial y una educación particular. Se requiere que el lector o el auditor aprecie su propia vida como comprendida dentro del juego de esos números inmensos. Se requiere que una educación previa le haya enseñado a sentirse una molécula inseparable del conjunto nacional y a comprender instintivamente, sin proponérselo en cada caso, que las fluctuaciones de su poder adquisitivo y el número de alegrías que tiene virtud para conquistar son simples anécdotas involucradas en los números que determinan los movimientos conjuntos. En una palabra, se requiere que el lector o el auditor posea una fuerte conciencia nacional. Y ése no es el caso habitual entre nosotros, porque la disgregación del cuerpo nacional en pequeñas partículas y en pequeñas banderías, ha sido y es un propósito constantemente perseguido por los que aprovechan de esa desunión: los capitalistas extranjeros que expolian la tierra argentina y la oligarquía argentina al servicio de ese capitalismo. (...)
El coro de venales que Gran Bretaña tiene a su servicio no se da tregua. Es indispensable impedir que el pueblo argentino conozca su verdadera realidad. La lucha contra el imperialismo, afirman, es una táctica comunista, ajena a nuestras tradiciones. El malestar argentino es una simple repercusión de la crisis que asola a todas las naciones del orbe por igual, dicen constantemente y en todos los tonos los diarios, únicas fuentes habituales de información y repiten los políticos con reputaciones de estadistas. (...)
¿Es esto cierto? ¿O esta aserción es una de las tantas mentiras de que se valen los dominadores para evitar la sublevación de los pueblos? (...)
Es la crisis, decimos. Es la misma crisis por que atraviesa Inglaterra. Y al pensar así, inconscientemente, servimos a los usufructuarios de nuestra pobreza, PORQUE NOS HACEMOS ECO DE UNA MENTIRA."
No hay comentarios:
Publicar un comentario