domingo, 20 de agosto de 2017

Un toque de humanidad

Cuando se trata de derechos, merecidos y logrados, estos no deberían acompañar los vaivenes de la política. Dice Felipe Pigna en su libro "Evita, jirones de su vida" que:


"Así como Evita le había dado un toque de humanidad a la protección de los "únicos privilegiados", las madres solteras y los pobres, también decidió hacerlo con los ancianos. En 1948, Evita había comenzado a redactar los Derechos de la Ancianidad, que al año siguiente serían incorporados a la Constitución Nacional con la reforma impulsada por el peronismo.

El primero de los artículos establecía "el derecho de protección integral (de los ancianos) por cuenta y cargo de su familia. En caso de desamparo corresponde al Estado proveer a dicha protección ya sea en forma directa o por intermedio de los institutos y fundaciones creadas o que se creen con tal fin."
Para poner en práctica estos preceptos se inauguró el Hogar de Burzaco, en el sur del Gran Buenos Aires, el 17 de octubre de 1948. Como en las instituciones destinadas a menores, Evita había decidido abandonar la idea de "asilar" a los ancianos para otorgarles un nuevo hogar. El Hogar de Burzaco, instalado en un predio de 32 hectáreas, daba casa, comida y ropa a más de 200 personas. También se las estimulaba para que trabajasen, de acuerdo a sus posibilidades, en forma optativa y remunerada.
El concepto innovador de estos hogares rompía con los tradicionales depósitos de ancianos y les devolvía su dignidad. En 1955, las obras de otros tres hogares de la Fundación, en las provincias de Córdoba, Santa Fe y Tucumán, fueron suspendidas por el golpe que derrocó a Perón." 

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