Leyendo al enorme Eduardo Galeano, en su libro "Nosotros decimos no" podemos comprender mejor porque los gobiernos totalitarios no se preocupan por lograr que todos tengan acceso a una buena educación, que permita a todos discernir, elegir, decidir ..., más bien, por el contrario hacen lo imposible por cerrar todo aquéllo que sea una puerta a la comunicación y al conocimiento. Esto nos dice en una de sus páginas:
"Las culturas dominantes, culturas de clases dominantes dominadas desde fuera, se revelan patéticamente incapaces de ofrecer raíz y vuelo a las naciones que dicen representar. Son culturas cansadas, como si mucho hubieran hecho. A pesar de sus engañosos fulgores, expresan la opacidad de las burguesías locales, todavía hábiles para copiar pero cada vez más inútiles para crear.........Las más de las veces, esa cultura dominante, fabricada en serie, se orienta a vaciar la memoria de América Latina y a castrarle sus fecundidades, para que no se conozca a sí misma como realidad ni se reconozca como posibilidad: la induce a consumir y a reproducir, pasivamente, los signos de su propia maldición. Sus mensajes otorgan legitimidad moral a la atroz ley del más fuerte y nos enseñan que si estamos jodidos por algo será: porque ofrecemos suelo fértil a la semilla comunista, de la que sólo brota a zarza espinosa, y sobre todo porque somos tontos, haraganes, torpes y cobardes, y en el fondo nuestra situación es el destino que merecemos.
La poderosa, muy poderosa estructura de la impotencia, empieza en la economía, pero no termina en ella. En realidad el subdesarrollo es eso: no solamente un asunto de estadísticas, no solamente una sociedad de violentas contradicciones, océanos de pobreza, islotes de opulencia, no, no solamente: el subdesarrollo es sobre todo una estructura de la impotencia, montada para impedir que los pueblos sometidos piensen con su propia cabeza, sientan con su propio corazón y caminen con sus propias piernas"
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