miércoles, 9 de agosto de 2017

Originarios: dueños de la tierra?

'Hoy en mi país el ser humano está totalmente depreciado, igual que en la nefasta época de los militares genocidas. Es tan "provechoso" para el capital vender el suelo patrio al extranjero, palmo a palmo, que resulta imposible entregar a los pueblos originarios unas pocas hectáreas que permita a sus comunidades seguir viviendo según sus creencias y costumbres ancestrales. Qué pena! Qué enorme desperdicio seguir ninguneando esa sabiduría que está al alcance de nuestras manos, de nuestros ojos, de nuestros oídos. Hace ya más de 500 años que otros pueblos con costumbres bárbaras llegaron a estas tierras y despreciaron todo, incapaces de comprender. Y mataron, y destruyeron y quisieron acabar varias culturas. Pero como aún no lo logran, necesitan continuar matando. Dice Galeano en su libro Nosotros decimos no:

"Un sistema asesino del mundo y de sus habitantes, que pudre el agua, aniquila la tierra y envenena el aire y el alma, está en violenta contradicción con culturas que creen que la tierra es sagrada, porque sagrados somos nosotros, sus hijos: esas culturas, despreciadas, ninguneadas, tratan a la tierra como madre y no como insumo de producción y fuente de renta. A la ley capitalista de la ganancia, oponen la vida compartida, la reciprocidad, la ayuda mutua, que ayer inspiraron a Tomás Moro para crear su utopía y hoy nos ayudan a descubrir la imagen americana del socialismo, que hunde en la tradición comunitaria su más honda raíz."

Y reproduce luego un testimonio de los indios mayas:

"Nos matan porque trabajamos juntos, comemos juntos, vivimos juntos, soñamos juntos".

Con nuestra cultura del individualismo, qué contradicción tan grande no? Pero aunque nos resulte difícil de entender y más difícil de aplicar, por qué tendría una que prevalecer sobre la otra, por qué 
no facilitar a los pueblos originarios su posibilidad de desarrollo y de expresión.  Vuelve a decir Galeano:

"¿Qué oscura amenaza irradian los indios de las Américas, qué amenaza porfiadamente viva a pesar de los siglos del crimen y el desprecio? ¿Qué fantasmas exorcizan los verdugos?  ¿Qué pánicos?" 

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