miércoles, 25 de septiembre de 2019

Otra que planes!

En 1875 la Nación había obsequiado a sus militares la cantidad fabulosa de 7.500.000 has de tierra. En el año 1878 el Gobierno argentino vendió las tierras a conquistarse. Así el soldado peleaba por tierras que irían a aumentar las ganancias de un latifundista. Y en 1885, ya conquistadas las pampas,  se regaló a los militares la tierra que se salvó de aquéllas ventas anticipadas. Los militares malvendieron sus boletas de propiedad y los poderosos vieron acrecer sus latifundios. El Estado se desprendió este año de 4.750.000 has.Esto escribía en 1857 Jules Duval, en ocasión de la colonización de Argelia, en su libro "Memoria sobre la concesión y renta de tierras":

"Las donaciones ejercen una influencia perniciosa sobre las costumbres públicas. Su otorgamiento se convierte en un ramo de comercio que desmoraliza. Las personas influyentes solicitan y obtienen tierras nada más que para revenderlas; y con este tráfico vergonzoso todo queda comprometido, la dignidad del hombre, la delicadeza de los funcionarios y los intereses del país...Los gobiernos concluyen considerando la tierra, bajo el sistema de las donaciones, no ya como un elemento de población, sino como un recurso inagotable para derramar favores, que crean prosélitos.  Pónese así en las manos de los gobiernos, un instrumento fácil de corrupción..."

domingo, 15 de septiembre de 2019

Sobre el origen del problema

El 1° de septiembre de 1869, José Hernández publicaba su artículo titulado: "La división de la tierra". Así decía:


"Los gobiernos pueden hallar en las tierras públicas una mina de riqueza, ciertamente. La única dificultad consiste en saberla explotar, o mejor dicho, en hacer de ellas el uso legítimo que imponen las leyes de la naturaleza y de la justicia, en armonía con las bien entendidas conveniencias del Estado. Nosotros negamos a los gobiernos el derecho de vender las tierras públicas, o de afectarlas a ninguna deuda, o de hacer de ellas un medio de crear recursos para las necesidades extraordinarias...
Gobernar no es comerciar, es simplemente administrar, dentro de las leyes...Para nosotros el sistema consiste en la distribución de la tierra por pequeños lotes, como ya lo hemos manifestado. En subdividir la propiedad, lo más posible, reside el secreto del mayor beneficio. Las grandes fortunas tienden, sin embargo, a irse agrandando cada vez más, y manteniendo la tierra por lo general en la esterilidad y en el abandono del trabajo inteligente y activo. No hay países más pobres y más atrasados que aquéllos donde la propiedad está repartida en unas cuantas clases privilegiadas. De esa desigualdad se originan los privilegios odiosos que imponen al pobre un pesado tributo. En sociedades organizadas sobre esa base, existe una verdadera esclavitud bajo el nombre de pauperismo."

martes, 16 de julio de 2019

Mantenernos como una "granja"

 Estas palabras podrían estar dirigidas al pueblo argentino de hoy, en las circunstancias actuales, con sólo trasponer el hecho de que no hemos dejado atrás el gobierno de Perón en el 55, sino el de Cristina en el 2015, y tener en cuenta además que el mandamás del mundo ya no es Gran Bretaña, sino Estados Unidos. Todo lo demás lamentablemente tiene vigencia, 64 años después, porque el liberalismo o neoliberalismo siempre busca lo mismo: mantener a los países subyugados, endeudados y sin capacidad de desarrollarse.
Sin embargo el texto está extraído de una carta que Arturo Jauretche le envía a Ernesto Sábato después de la Revolución de 1955:

"Recuerde esas multitudes, aún en circunstancias trágicas, y las recordará siempre cantando en coro -cosa absolutamente inusitada entre nosotros- y tan cantores todavía, que les han tenido que prohibir el canto por decreto-ley.  No eran resentidos. Eran criollos alegres porque podían tirar las alpargatas para comprar zapatos, y hasta libros, discos fonográficos, veranear, concurrir a los restaurantes, tener seguro el pan y el techo y asomar siquiera a formas de vida "occidentales" que hasta entonces les habían sido negadas. Cualquier ensayo de la realidad argentina que prescinda del hecho fundamental de nuestra historia, es sólo un arte de prestidigitación que hurta los términos del problema, que están dados por la gravitación británica en sus tres etapas: 1°- Tentativa de balkanización, parcialmente lograda; 2°-Promoción del progreso en el sentido del desarrollo unilateral agrícolo-ganadero (para crear las condiciones de la granja) y 3°- Oposición a la integración industrial y comercial de nuestra economía, para mantenernos en las condiciones óptimas de la segunda etapa, con un país de grandes señores y peones de pata al suelo, y una clase intermedia de educadores, profesionales y burócratas para su instrumentación."