lunes, 26 de junio de 2017

Endeudar para dominar

Esta es una anécdota que nos muestra fácilmente los intereses primordiales en los que puede poner la mira aquél, a quien le ha tocado en suerte dirigir los destinos de un país. Relata Manuel Ugarte en su libro "La patria grande" que, a la revolución mexicana encabezada por Francisco Madero, le sucedió la contra-revolución al mando de Huerta, viejo militar del antiguo régimen. Y como siempre estuvo presente la intervención extranjera:


"El agente confidencial de los Estados Unidos, señor Lind, escribe al Gobierno de Huerta, el 25 de agosto de 1913: "El presidente me autoriza a decir que si el gobierno obra inmediatamente y de acuerdo con las indicaciones mencionadas, el presidente asegurará a los banqueros americanos y a sus socios que el gobierno de los Estados Unidos vería con agrado la contratación de un préstamo inmediato en cantidad suficiente para subrir las necesidades del momento del gobierno de México."

A esta nota contestó el Ministro de Relaciones Exteriores, señor Federico Gamboa, en los siguientes términos: " Cuando la dignidad nacional va de por medio, entiendo que no hay empréstitos suficientes para que con pleno conocimiento de ello, los encargados por la ley de mantenerla incólume, la menoscaben. Si en principio siquiera fuéramos a admitir los consejos y advertencias de los Estados Unidos, no sólo vulneraríamos nuestra soberanía, sino que comprometeríamos para un porvenir indefinido nuestros destinos de identidad soberana, y todas las futuras elecciones de presidente quedarían sometidas al veto de cualquier presidente de los Estados Unidos. Y enormidad tamaña, señor agente confidencial, yo le aseguro a usted que, a menos de registrarse un cataclismo monstruoso y casi imposible en la conciencia mexicana, ningún gobierno se atreverá nunca a perpetrarla.""

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